Las protagonistas de las apariciones marianas de San Sebastian de Garabandal eran cuatro niñas: Conchita, Jacinta, Mari Loli y Mari Cruz, entre 11 y doce años que vieron a la Virgen en más de 2.500 ocasiones entre los años 1961 y 1965. San Sebastian de Garabandal es una aldea aislada situada en Cantabria, al norte de España. Durante las apariciones muchos personajes importantes, entre ellos médicos, sacerdotes, militares, científicos y personas influyentes, se acercaron a Garabandal, unos por curiosidad o devoción y otros para estudiar las apariciones con seriedad.
El quinto vidente
El 8 de agosto de 1961, el sacerdote jesuíta Luis Maria Andreu fue a Garabandal con un grupo de amigos para investigar los acontecimientos. Era su segunda visita al pueblo.
![]() |
El sacerdote Luis María Andreu, mientras tomaba notas de las conversaciones que la niñas mantenían con la Virgen. |
Esa tarde las videntes tuvieron una marcha extática, la primera de muchas marchas de este tipo durante los años de las apariciones. Fue una marcha muy larga que terminó en los pinos. Luis María y muchas otras personas siguieron a las videntes, él tomaba notas en su cuarderno de lo que oía decir a las videntes, en este momento Luis María Andreu aún no creía en las apariciones, pues no tenía evidencias. Después, Conchita, escribió en su Diario:
"Estaba oscuro cuando se nos apareció la Santísima Virgen. Al final del rosario, las cuatro entramos en éxtasis y comenzamos a caminar hacia los pinos. Cuando llegamos a los pinos, el P. Luis María, que nos había seguido, dijo: 'Milagro, Milagro, Milagro, Milagro', y se quedó mirando hacia arriba. Podíamos verlo. Ahora, en nuestros éxtasis nunca vemos a nadie (excepto a la Santísima Virgen). Pero vimos al P. Luis, y la Santísima Virgen nos dijo que la estaba viendo a ella y también al Milagro".
En el éxtasis, las niñas vieron al sacerdote Luis de rodillas. Conchita afirmó además que la Virgen, que miraba al P. Luis, parecía decirle: "Pronto estarás conmigo."
![]() |
El sacerdote Luis María Andreu entre las videntes de Garabandal |
El día más feliz de mi vida
Esa misma noche, el sacerdote Luis María Andreu salió de Garabandal en un jeep con unos amigos. Al detenerse en Cosío, se encontró con el párroco, don Valentín Marichalar, a quien dijo: "Don Valentín, lo que dicen las niños es verdad, pero le ruego que no repita lo que acabo de decirle, pues la Iglesia nunca puede ser lo bastante prudente en este tipo de asuntos". El sacerdote Marichalar escribió esa misma noche en un cuaderno estas palabras de Luis María. Continuando su viaje con Rafael Fontaneda y su familia, propietarios de una marca de galletas muy conocidas en España, el P. Luis mostró una alegría desbordante durante todo el viaje, repitiendo constantemente:
"Estoy muy contento. Qué favor me ha hecho la Santísima Virgen. ¡Qué suerte tenemos de tener una madre como ella en el cielo! No hay por qué temer la vida sobrenatural. Las niñas nos han dado ejemplo de cómo debemos actuar con la Santísima Virgen. No me cabe duda de que lo de las niñas es verdad. ¿Por qué la Santísima Virgen nos ha elegido a nosotros? Este es el día más feliz de mi vida".Cuando el coche pasaba por Reinosa, el P. Luis, después de repetir una vez más estas palabras, levantó la cabeza y guardó silencio. Su amigo Rafael Fontaneda le preguntó: "Padre, ¿se encuentra bien?". "Sí, sólo tengo sueño". Fue la respuesta. Entonces su cabeza se inclinó sobre su pecho. Emitió un ligero sonido de tos y murió. No sintió ningún dolor, ni agonía, sino que murió con una sonrisa en los labios.
El sacerdote que habla después de muerto
Se dice que el sacerdote Luis María Andreu murió de alegría a las 4.30 de la madrugada del 9 de agosto. Pero su participación en los acontecimientos de Garabandal no terminó con su muerte. Las chicas hablaron a menudo con él después de su muerte. Conchita relata en su Diario del 16 de agosto de 1961: "... a las ocho o nueve de la noche, la Santísima Virgen... nos dijo a las cuatro: 'El Padre Luis vendrá ahora a hablar con ustedes'.
Un momento después vino y nos llamó una por una. No le vimos, sólo oímos su voz. Era exactamente igual a la que tenía en la tierra. Cuando hubo hablado un rato, dándonos consejos, nos dijo ciertas cosas para su hermano, el también sacerdote Ramón María Andreu. Nos enseñó algunas palabras en francés, en alemán y en inglés, y también nos enseñó a rezar en griego".
![]() |
Mari Loli, Conchita, Jacinta y Mari Cruz, las videntes de Garabandal. |
Luis María también envió un mensaje a su madre a través de las niñas. Su repentina muerte fue una gran conmoción para su madre, pues cuando murió tenia 36 años y había gozado de excelente salud. El día de su muerte, ella estaba haciendo las maletas y esperando su regreso de Garabandal porque juntos iban a ir a Alemania. Pero, en lugar de ver a su hijo con su habitual sonrisa, recibió una esquela. Por eso, para consolar a su madre, el P. Luis envió, a través de las niñas, este hermoso mensaje: "Sé feliz y contenta, que yo estoy en el cielo y te veo todos los días". Poco después, la madre del P. Luis decidió entrar en un convento.
El sacerdote Luis Maria Andreu fue enterrado en el cementerio jesuita de Ona, España. En una locución del 18 de julio de 1964, la Santísima Virgen dijo a Conchita que al día siguiente del Gran Milagro venidero, el cuerpo del P. Luis será sacado de la tumba y se encontrará incorrupto, tal como estaba el día en que fue enterrado.
Comentarios
Publicar un comentario