Entre 1961 y 1965, las niñas Conchita, Mari Loli, Jacinta y Mari Cruz, de entre 11 y 12 años, protagonizaron el caso de apariciones marianas más insólito de España en el recóndito pueblo de San Sebastian de Garabandal. Se habla de 3.000 apariciones en las que las niñas al entrar en trance, veían a la Virgen. Estas apariciones fueron acompañadas de innumerables curaciones de índole físico y espiritual, milagros e inexplicables fenómenos. Muchos de los trances fueron presenciados por miles de personas que dieron testimonio de haberlas visto caminar hacia atrás en la oscuridad por las calles pedregosas del pueblo o bajando la calleja empinada, levitar y hacerse tan pesadas que ni la fuerza de cuatro hombres podía levantar a una sola de ellas.
Las niñas presentaban objetos a la Virgen para que ella los besara, objetos como cruces, medallas o anillos, luego estos objetos propiciaban curaciones o milagros que se hallan abundantemente documentados y comprobados.Pero, ¿cuál es el objetivo principal de los sucesos acontecidos en Garabandal? ¿Cuál es el propósito de todas estas inexplicables maravillas? Los mensajes de la Virgen tras el paso de los años, han ido adquiriendo una relevancia mayor y podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que están conectados con los sucesos que vivimos hoy día.
Iré abordando estos mensajes en próximos artículos, tras describir brevemente en éste la visita.
San Sebastián de Garabandal |
Garabandal es un publecito situado en el corazón de la sierra de Cantabria, al pie de los Picos de Europa, con no más de docientas casas y a unos 600 metros sobre el nivel del mar, cerca del dío Vendul. Nos dimos cuenta tarde de que hubiera sido mejor aparcar en la entrada, aunque al final una pareja muy amable nos dijo que podíamos dejar el coche allí donde estaba a un extremo del pueblo, puesto que aquella casa estaba cerrada. Justo a la vuelta de la esquina se hallaba el lugar donde se produjo el milagro de la eucaristía, la noche en que todos vieron aparecer de la nada la hostia consagrada en la boca de Conchita.
Por las laberínticas calles llegamos en seguida a la iglesia que estaba cerrada, en donde preguntamos cómo se iba a los pinos. "–Subid por aquella calle a la izquierda", nos dijeron. Por el camino observamos las casas de piedra, pegadas unas a otras y con balcones lustrosos de madera que rebosaban de flores. Nos sorprendió ver una mezcla de casas muy bien cuidadas y otras en apariencia abandonadas o cerradas, según creo compradas por extranjeros que esperan ver el evento del Milagro allí.
Pronto llegamos a la calleja, la vía pedregosa que sube a los pinos, en donde las niñas vieron por primera vez al arcángel San Miguel quien les anunció la visita de la Virgen unos días más tarde en el mismo camino.
Se puede apreciar que subir caminando hacia atrás en la oscuridad por aquellas piedras, no debía ser algo trivial. Un poco más arriba a la derecha está la capilla dedicada a San Miguel y después de ella la subida al monte con los nueve pinos en dónde la Virgen se les apareció tantas veces a las niñas.
Al llegar arriba, la belleza y el silencio del lugar me parecieron sobrenaturales; hay algo muy especial en aquel sitio, al verlo no extraña que hayan sucedido en él cosas inexplicables. La pureza del aire, el olor de los prados, la vista magnífica de la Peña Sacra y el sentimiento de una sublime inocencia y una humildad trascendente que lo impregna todo, me dieron ganas de volver a Garabandal.
Las niñas afirmaban que jugaban con la Virgen y que hablaban con ella como si fuera una amiga o una madre a la que no habían visto desde hace tiempo. La describieron como una joven de unos dieciocho años vestida de blanco con un manto azul y que llevaba una corona de doce estrellas. Esta corona de doce estrellas tambien la llevaba la Virgen de Umbe, la Virgen de la Medalla Milagrosa, y posiblemente otras más.
En el capítulo 12 del libro del Apocalipsis se habla de una mujer que lleva esta misma corona: "Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas."
También el detalle de la luna debajo de los pies es coincidente en muchas apariciones.
Aprovechando que no había casi nadie, nos quedamos un buen rato allí arriba para rezar, meditar y relajarnos, iniciamos la bajada por el camino asfaltado que permite admirar a la derecha la belleza de la Peña Sacra e ir aspirando el perfume de los prados. A la derecha vimos el cartel dedicado a los senderistas que quieran subirla a pie. Árboles frutales a uno y otro lado van adornando este camino bien cercado por setos de piedra y terminaba justamente donde habíamos dejado el coche aparcado, pero decidimos continuar la visita hacia el centro del pueblo una vez más.
Recorrimos las calles hasta la iglesia que estaba ahora abierta llena de gente escuchando la misa, tal vez por eso el monte de los pinos estaba casi vacío. En el altar dominaba una estatua de San Sebastian con las flechas clavadas en su cuerpo joven y la mirada dirigida al cielo. Nos fuimos con tranquilidad hacia la salida, yo tratando de dilatar aquellos momentos, meditando en los sucesos extraordinarios que habían tenido lugar en aquel pueblecito tan pequeño llamado Garabandal.
Video de la visita
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