El año con más apariciones y se nos descubre la misión de la Virgen. En 1969 la Virgen bendice el agua del pozo y comienzan las curaciones.
1 de febrero de 1969, 5 de la mañana
Estando Bonifacio con Felisa, en la primera habitación de la casa, (entrando a la izquierda) presenció algo para él sorprendente, que le ayudó a creer en lo que su mujer estaba viviendo: vio en la oscuridad una luz que se ponía encima de su mujer, mientras ella dormía tranquilamente. Este fenómeno se repitió tres veces. En la última ocasión se formó una cruz, que, suspendida en el aire, permaneció unos minutos.
19 de marzo de 1969
San José, día del Padre
Tres semanas más tarde del encuentro por el monte volvió a aparecerse enfrente del caserío. Mi ama le preguntó en vascuence ¿Ser guru su? A ver lo que deseaba, por dos veces y no me contestó y se fue.
28 de marzo de 1969 Viernes de Dolores
Tomado del Diario de Felisa
Fui de paseo con la nieta y en un recodo del camino c erc a de la c asa vi a la Virgen. Yo le dije a la niña (Angelita Artaza y Arrieta de 6 años)
¿No ves a la Señora vestida de negro? Y me dijo que no veía.
Le pregunté a la Señora en vascuence ¿Ser guru su? A ver lo que deseaba, por dos veces y no me contestó y se fue.
19 de abril de 1969, sábado. A las 21:30 horas.
Tomado del Diario de Felisa
Vi que desde el cielo descendía una nubecita blanca y cuando la nube llegó al suelo divisé la figura de la Virgen en ella perfectamente clara. Descendió sobre el perejil que tenemos frente a la casa. Yo le pregunté dos veces en vascuence ¿Qué quieres de mí?
No me contestó. Dio unos pasos en silencio y se fue. Al día siguiente fuimos al lugar y el perejil se hallaba prácticamente seco. El perejil poseía un polvillo blanco penetrado.
Inés fue al día siguiente hacia las 10:30 horas a por perejil, encontrándolo seco. Volvió a la casa a buscar a la familia y entre todos comprobaron el hecho. El perejil cubría un metro cuadrado en medio de otras verduras, y solo el perejil presentaba dicha anomalía del polvillo blanco adherido al perejil.
23 de mayo de 1969, viernes 19 h.
La primera vez que habló la Virgen
Tomado del Diario de Felisa
Volvía andando del hospital de visitar a mi hija ciega Feli, teniendo ya el pozo a la vista. Vi pasar de una parte a otra del camino monte abajo, un extraño animal de unos 40 centímetros de largo, de cuerpo muy grueso, de pelo color marrón, cara ni de perro ni de gato, boca grande, mucho más ancha que larga.
Ojos grandes redondos, que se paró mirándome unos instantes antes de desaparecer en la maleza.
Seguí mi camino y al acercarme más al pozo vi a la Virgen.
Junto al pozo vi a la Virgen y le dije en vascuence Qué es lo que quería. Ella me contestó en castellano «Sabes en qué mes estamos»
Yo le dije que sí, en mayo, en el mes de la Virgen, «dime si quieres que yo haga algo» Y me dijo: «Yo os he ayudado mucho, pero estáis en mi casa y quiero que me la dejéis» Yo le dije: pronto saldremos y la casa será tuya. Dio unos pasos y se fue.
Al dar los pasos fue a ascender sobre un mimbre, que se quedó penetrado de un polvillo blanco, se secó.
Esta es la primera vez que la Virgen me habló. A partir de este día siempre me ha hablado en castellano.
Comentario de Felisa
Mi hija Feli, desde la edad de 5 años, tuvo un reúma articular, le sacaban mucho pus de las articulaciones, en esta edad perdió la vista del ojo derecho. Está ciega desde marzo de 1972 por complicaciones de su primer parto en 1964.
Comentario de la autora del blog.
Me permito añadir aquí que también el marido de Felisa, Bonifacio, se hallaba muy enfermo, como se explicará más adelante, sin embargo Felisa no pide nada; se limita a obedecer a la Virgen, pero veamos como Ella le ayuda poco tiempo después.
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Umbe, casa de la Virgen. |
8 de junio de 1969, domingo
Tomado del Diario de Felisa
Fui a la cuadra a coger carbón. Habíamos quitado el ganado por la enfermedad de mi marido y que no podía hacer nada.
Pensé con tristeza en la soledad en que estaba. Enseguida oí una voz que decía:
«Este lugar no está solo».
En aquel instante vi a la Virgen sobre el suelo y me dijo entre otras cosas:
«Este Papa, hombre violento pagará por su pena, irá a bendecir islas, pero muchos hijos míos morirán a consecuencia de enfermedades y catástrofes. Me da mucha pena. Tengo que decirte para bien vuestro y gloria de Dios, os quiero mucho y deseo vuestra salvación para reuniros en torno a Dios. Vengo por mis hijos»
Comentario - Tomado del Diario de Felisa
La enfermedad de mi marido (primer curado con el agua bendecida por la Virgen) empezó c omo una desviación de la columna, luego reúma, luego empezó de cáncer de huesos, (confirmado con los certificados que se poseen) Por esto andaba con mucha dificultad, teniendo que desvestirle y calzarle, usando corsé ortopédico.
Esta profecía fue transmitida por Nuestra Señora en 1969, tiempos del Papa Pablo VI, de quien sabemos que no fue un hombre violento, debe traerse pues, de un papa que vendría en el futuro.
10 de junio de 1969, martes - 7:30 h.
Tomado del Diario de Felisa
En el interior de la casa donde se posó por primera vez la Señora, oímos rezar y percibimos un fuerte olor de velas consumiéndose. Este olor duró unas 24 horas.
12 de julio de 1969, sábado
A las 12:00 h.
Tomado del Diario de Felisa
Salí a colgar unas ropas cuando vi que de la ventana de la cuadra salía humo. Avisé a los de la casa para ver de dónde provenía.
Abrimos la puerta y no se podía ver nada. El humo era especial, no irritaba los ojos y olía a un fuerte olor de paja. Penetramos y vimos que de un rincón, un pequeño puñado de paja desprendía la humera sin consumirse, así estuvo unas 12 horas, no llegando a consumirse. La paja quedó negra, me percaté que allí se encontraba la Virgen. Subimos todos al piso y volví a bajar sola.
Me arrodillé junto a la humera, dije Ave María Purísima y se presentó la Virgen con grandes resplandores que me daban la impresión de que el lugar estaba lleno de brillantes. Le hablé a la Virgen y le dije que ya se lo comuniqué todos los hechos al párroco y que éste me aconsejo que estuviera tranquila, Me dijo la Señora: «Dile a ese cura, él será quien celebrará aquí la primera Misa» y salió andando por la puerta y, como siempre se fue por el cielo abierto.
El olor quedó pegado al lugar, aún después de consumirse la paja durante más de quince días. El olor era agradable. Todos la olimos y tocamos la paja.
20 de julio de 1969, domingo
A las 10:00 h.
Bendición del Agua
Tomado del Diario de Felisa
Salí al corral que está junto a la casa a dar de comer a las aves. Con gran sorpresa vi que la Señora se hallaba presente en la cuadra muy resplandeciente.
Me arrodillé junto a Ella, le dije: Ave María Purísima y el «Dios te Salve» entero. Después le pedí la salud de mi hija. Lo que tantas veces le había suplicado. Le dije: Si tú quisieras podrías curarla. Ella me dijo:
«Tú no llores más por ella, que ella es mi escogida. El primer día que yo vine a salvarte, bajé primeramente al Pozo, y esta agua desde hoy queda bendecida para siempre, y curará a los enfermos y a los sanos que se laven la cara y los pies»
Luego me dijo: «Coge tres mudas interiores de tu hija y llévalos al pozo» y me indicó el camino por donde Ella vino donde mí, «que lo recorriéramos» me dijo.
Lo conocí por la hierba que se hallaba aplastada toda en la misma dirección, hacia la casa. Me dijo: «Que se lave la cara y los pies» que mojara las tres mudas en el agua y pusiera a secar donde no recibiera la luz del sol, que las usase hasta terminar, advirtiéndome que fuese la última ropa que se lavara en el pozo. Pues teníamos la costumbre de aclarar allí.
A continuación me dijo: «Quiero que aquí se levante una capilla. Tu hijo ya irá a Misa»
Este día volvió a humear la misma paja, me dijo que: «Al volver con mi hija del Pozo me arrodillara donde Ella se apareció la primera vez. Que hiciera tres cruces en el suelo dándoles tres besos, por último le dije cuando nos veríamos la próxima vez. Me contestó que: «Hasta que nos viésemos allí arriba»
Hice todo lo que me indicó.
20 de julio de 1969, domingo A las 10:00 h.
Primera curación
Tomado del Diario de Felisa
Cuando le conté la bendición del agua a mi marido me dijo: «Voy al pozo a ver si tiene voluntad para mí» Nada más tocar el agua (se santiguó en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo) Sintió como si algo cambiara en su cuerpo encontrándose mejor, bien.
Bajó a su habitación, se despojó del corsé ortopédico, cogió una azada, fue al patatal y se puso a sacar patatas.
A partir de ese momento utilizamos aquel sendero de la hierba aplastada, y teníamos como norma los de la casa el recorrerlo con los pies descalzos.
La profecía «Tu hijo ya irá a Misa» se ha cumplido. Su mujer fue donde él y le dijo ¿Qué haces hombre? Yo estoy bien, yo estoy bien. A los pocos días se recuperó totalmente.
Padecía una enfermedad incurable que se inició hace doce años y le tenía al borde de la muerte. Precisamente aquella noche anterior la pasó muy malamente.
Testimonio de la curación de Bonifacio, marido de Felisa
Primera curación
E n 1955, a los 46 años de edad, caí enfermo de artrosis. Mi enfermedad fue empeorando progresivamente. Me atacó a la COLUMNA VERTEBRAL e iba cogiendo las vértebras en cadena. Tenía las articulaciones entumecidas, no podía trabajar ni levantar peso en absoluto. El tribunal médico del Ministerio de Trabajo, dirigido por el Doctor Moneo, tras reconocerme en numerosas ocasiones, me dio la INVALIDEZ PERMANENTE Y ABSOLUTA.
La enfermedad iba avanzando, SE ME INFECTÓ EL DEDO DEL PIÉ DERECHO y se abrió una herida que no se cerraba. Fui asistido por los Doctores Aranguren Duo de la calle Mazarredo 23, los que me cortaron un trozo de hueso y me hicieron numerosas curas. Por fin la herida cicatrizó.
Más tarde me salieron unos BULTOS EN LA PIEL que me empezaron a supurar. Fui operado por los doctores antes mencionados. Estas heridas también se curaron.
Posteriormente sufríendo en ocasiones una serie de ataques. Se me hinchaban la cabeza y el cuello, PERDÍA EL CONOCIMIENTO y me daban unos DOLORES TREMENDOS. El último de estos ataques fue el 25 de marzo de 1969. En esta ocasión fui ingresado en urgencias nuevamente en la Clínica de los Doctores Aranguren Duo. A dicho centro llegué sin pulsaciones, me pusieron la respiración artificial y suero, y al fin reaccioné. Pero quedé sin recuperarme del todo, pues lo que había padecido dejó huella en mí. Al c abo de dos días los médic os le comunicaron a mi familia que no tardaría más de un mes en volver a darme un nuevo ataque y entonces no lo resistiría.
En el trascurso de los 14 años en que estuve enfermo fui ingresado en dos ocasiones en el Sanatorio Marítimo de Plencia. La primera vez fue en 1958 y permanecí en él durante 5 meses, La 2a vez fue en 1966 y estuve ingresado durante 3 meses.
Más tarde se me puso la piel mala, con picores y de color morado. Mis partes estaban tremendamente hinchadas y oscuras. El domingo día 20 DE MAYO DE 1969, la VIRGEN DOLOROSA BENDIJO EL AGUA DE UMBE. Mi esposa, Felisa Sistiaga , me lo comunicó y entonces yo acudí a lavarme al pozo pensando que la Virgen igual tenía voluntad para mí... AL INSTANTE LA PIEL RECOBRÓ SU COLOR NORMAL. Tardé unos 8 días en recuperarme. En la última revisión que me efectuaron el Doctor Moneo y su grupo me dieron como CURADO y firmaron un documento, que está en posesión de la Caja de Ahorros Vizcaína.
Yo, Bonifacio Arrieta, doy testimonio de mi curación, por lo que doy gracias a Dios y a nuestra Santísima Madre Dolorosa.
Así mismo estoy dispuesto a que me hagan un reconocimiento para que sea comprobada la veracidad de mi curación.
Testimonio de Feli, hija de Felisa, la segunda curación
A la edad de 5 años enfermé con una INFECCIÓN GENERAL de tipo reumático. Con mucho reposo, a veces absoluto, continué así hasta los 27 años. En este periodo de tiempo fui asistida por Don Ángel V., Enrique H. y por los especialistas de la Seguridad Social.
Mi estado de salud era cada vez más grave y el 20 de febrero de 1969 fui ingresada en el Santo Hospital Civil del Generalísimo, en el pabellón Gandarias. Permanecí en éste hasta el 2 de julio de 1969. Fui tratada de medicina interna por el grupo de médicos, el jefe clínico era Don Luis Manuel y P. Me hicieron todo lo que pudieron, pero me mandaron a casa sin ninguna esperanza de vida.
Una vez bendecida el agua comencé a lavarme todos los días con ésta y pronto empecé a sentir mejoría.
El 9 de enero de 1970 me hicieron análisis y radiografías generales, no encontrándose nada, volvieron a hacerme lo mismo el 27 de febrero de 1970 pues creían haberse confundido.
Encontrándome perfectamente, doy testimonio de mi curación para mayor gloria de la Virgen Pura Dolorosa.
El día 20 de febrero de 1979 (10 años más tarde).
27 de julio de 1969, domingo. Aparición del Angel
A las 10:00 h.
Desde la casa aprec ié la figura de un Ángel que descendía al pozo. Cogí a mi hija Feli la ciega, y nos acercamos, era el mismo Ángel que se apareció años antes sobre una frágil rama de manzano.
No sabiendo lo que hacer ni qué decirle, besé su túnica blanca. Nos miraba con las manos unidas en actitud de oración. Sin más pensé que mi hija ciega le diese la mano, cogí su mano y la acerqué a la del Ángel. Este alargó un poco la suya y le agarró.
La hija no sabía lo que sucedía y al tocar la mano fría dijo: ¿De quién es esta mano? Le dije es un Ángel que ha venido a ayudarnos. El Ángel le tiraba con fuerza hacia él, temiendo ésta caerse al pozo.
Cuando la soltó le dijimos las dos, ahora vete a tu casa y ayúdanos desde allí.
Al poco se elevó y con tremenda nostalgia decía lamentándome ¡Hija se va, se va, ya se va!
Una vez ido, experimenté una honda pena de no haberle cogido en brazos dárselo a la hija y llevarlo a casa.
Feli, dijo que era una mano fría y pequeña, que me llegó al alma, a todo mi cuerpo, sintiéndome fervorosa e indigna de haber tocado una cosa así.
31 de julio de 1969
Festividad de San Ignacio de Loyola
Vi al mismo Ángel ascender del pozo hacia el cielo.
Era día festivo en Vizcaya por ser la solemnidad de San Ignacio de Loyola, patrón de Guipúzcoa y Vizcaya.
El 25/8/1971 como veremos más adelante, cuando la Virgen le mostró el Cielo, le vio a San Ignacio avanzar por el medio de un gran templo.
7 de agosto de 1969, jueves
A las 07:30 h.
Salí fuera a por leña para encender el fuego. Vi al Ángel
que estaba en el Pozo. Fui corriendo sin tiempo de llamar a nadie. Se posó donde estuvo la primera vez, me santigüé con el agua del pozo y le dije: ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! Le dije, ya he hecho todo lo que me ha mandado la Virgen Dolorosa y Dile que si quiere algo más de mi parte, que le prometo hacer todo lo que me mande.
«Vendré con todo lo que Ella quiere a las 10 de la noche del día 9»
¿Vendré yo sola?
«Sí, aquí tú sola, los demás que se pongan en medio de esos árboles de rodillas, que ya verán la luz»
Señaló que se pusieran entre el primero y segundo tilo contando desde el pozo.
9 de agosto de 1969, sábado
A las 22:00 h.
A la hora señalada 10 de la noche fui hacia el pozo. Estaba ya el Ángel cuando llegué.
Mi marido e hijos se quedaron bajo los tilos como indicó el Ángel el pasado día 7.
Me santigüé. Le dije ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
«¿Estás conforme para hacer todo lo que te manda y quiere la Virgen?»
Sí, haré todo lo que ella quiera.
«La Virgen quiere que su manto sea como este»
Me mostró y me dio un pedazo de tela negra aterciopelada.
«Y este otro pedazo lo pondrás en la Cruz. Estas velas quiere que se pongan a quemar donde Ella se presentó la primera vez»
Todo esto lo sacó de una bolsa roja de terciopelo que llevaba puesta en el cuello.
«Haréis una Cruz Blanca y avisarás al párroco que venga a ponerla aquí, donde yo estoy, que todo lo que he traído lo recoja y ponga en la Cruz el pedazo de manto y será respetada».
Al sacar las velas de la bolsa quedaron encendidas ellas solas. Me dijo también que de aquella agua no la usaríamos más. Y aseguró que aunque nos quitasen el agua no pasaríamos sed. Que seguirá curando a los enfermos.
Al despedirse. Me agarró de las manos que las tenía muy frías y así estuvimos unos minutos. Me hizo repetir con él varias veces: «Por la pura gracia que te concede Dios Espíritu Santo. Amen»
Me estiraba hacia arriba. Mi familia me dice que me vieron extraordinariamente alargada. Por último me dijo:
«Que estas velas las apague ese Ángel»
Mandé a mi nieta que las apagara.
Cuando comenzaron a cantar se unieron como grandísimos coros celestiales que daban maravillosas tonalidades. La letra del canto fue:
Tomad Virgen Pura nuestros corazones, no nos abandones, jamás, jamás. Mil querubines bellos orlan tu dosel, quiero estar con ellos, Madre llévame. Contigo en el Cielo colmando mi anhelo, qué feliz seré.
Me confió un secreto que no se sabrá hasta después de mi muerte.
Cuando el Ángel se fue me quedó un fuerte perfume en las manos que me duró unos cinco días.
Del perfume dejado en las manos de Felisa, fuimos testigos todos los de la casa.
Ese día mi familia vio unos resplandores vivísimos y algunas partes del Ángel.
Felisa, se fue sola hacia el Pozo sin velas, vestida únicamente con una bata.
Solo ella fue testigo de cómo las velas quedaron encendidas ellas solas.
Comentario
Los presentes bajo los árboles fuimos: Bonifacio, Inés, Feli y Angelita.
Hubo tres iluminaciones. Primeramente sobre el pozo, luego todo el bosque y la tercera, cuando se hizo la luz grande, nos alcanzó a todos una especie de soplo cálido suave muy agradable.
11 de agosto de 1969, lunes
A las 21:00 h.
Vino el cura a recoger lo que el Ángel había traído, tal y como lo mandó. Y se colocó la Cruz. También ese día le vi al Ángel. Justamente cuando el párroco arrancaba para irse, le llamamos y corrimos tras él pero no nos oyó (interpreto; no nos quiso oír).
Se colocó el Ángel con un fuerte resplandor, junto a la Cruz que había puesto momentos antes el cura.
21 de agosto de 1969
Jueves a las 8:00 h.
Tomado del Diario de Felisa
Yendo hacia el corral a dar comida a las aves, vi al otro lado, en la c uadra a la Virgen, como siempre muy resplandeciente. Avancé y me puse de rodillas.
Ella me dijo: «Yo me despedí de ti, pero vuelvo a venir porque he sido ofendida por el tercer cura que ha venido aquí. Él ha venido a contradecirme, pero yo SOY LA VIRGEN PURA DOLOROSA. Y el Ángel ha sido enviado por mí. Yo he sido siempre quien ha venido aquí. Lo que el Ángel ha traído es propio mío. El Agua ya se ha comprobado, ha sido tu marido el primero que se ha curado. Lo mismo haré con otros enfermos»
Y me dijo:
«Que fuese mi marido el que trajera toda el agua a casa»
Así lo hacía. El manantial se encuentra a unos 500 metros.
Por último me dijo:
«Confiésate con el párroco y dile lo que nunca le has confesado a nadie»
11 de septiembre de 1969, jueves
Tomado del Diario de Felisa
Vino el párroco a confesarme. Lo mismo hizo con mi marido. Erigió un altar en la habitación de la Virgen, y nos dio la Comunión. Al momento de marcarse el cura, vi al Ángel en el Pozo. Se fue antes de acercarnos.
13 de diciembre de 1969, sábado
Tomado del Diario de Felisa
Eran la 13:30 horas. Vi al Ángel en el pozo con gran resplandor a su alrededor. Me acerqué y le dije: Bendito el que viene en el nombre del Señor. Después le dije: Estoy conforme en obedecer en todo, ¿quieres algo más?
Él dijo: «No olvides todo lo que has prometido». Este día dejó la huella de los pies descalzos sobre la tierra.
Las huellas duraron un mes y se vieron claramente durante 5 días a pesar de la lluvia. Durante estos 5 días se mantuvo un perfume muy bueno en el ambiente.
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