La historia de Nuestra Señora de la medalla milagrosa de París es muy hermosa y aunque muy pocos la conocen, muchos recuerdan haber visto su medalla. En pleno corazón de París, en el número 140 de la Rue du Bac se encuentra la capilla siempre abierta al publico, siempre llena de gente y celebrando varios oficios de misa al día. Tras atravesar la puerta de entrada se accede a un ancho callejón, construido sin duda para permitir el paso de los antiguos coches de caballos. A la derecha se encuentra la tienda en donde se pueden comprar las medallas por un precio insignificante y a la izquierda un muro lleno de placas de mármol escritas con palabras de agradecimiento por los milagros recibidos.
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Nuestra Señora de la medalla milagrosa de París |
En seguida se percibe un ambiente cordial y una especial amabilidad al tratar con cualquiera de las personas que atienden el lugar. Sorprende la multitud de visitantes y devotos de todas las clases sociales y de todos los lugares del mundo, de muchas culturas y creencias, católicos y no católicos, reunidos todos por la devoción a Nuestra Señora. Al fondo a la derecha se encuentra la entrada a la capilla y lo primero que se percibe al entrar es la luz que ilumina todo el lugar. Los ojos se sienten atraídos de inmediato hacia el altar central en donde la imagen de Ella preside con claridad especial. Se tiene la sensación de que te acoge, de que te está esperando con los brazos abiertos, no en vano Ella dijo: "Venid al pie del altar y allí están las gracias"
Sor Catherine Laboure
Catherine Laboure nació en Francia, en un lugar de la campiña de Borgoña. Era la octava de once hermanos y desde muy pequeña tuvo que ayudar en las labores de la granja. Su madre falleció cuando ella tenia tan solo nueve años y fue entonces cuando quiso que la Virgen fuera su madre. Muy pronto decide dedicarse a la vida religiosa y pese a la voluntad de su padre quien quería que se casara, la joven Catherine ingresa como novicia en el convento de las Hijas de la Caridad de París. A partir de 1830 comienza a ver a la Virgen de la medalla milagrosa y sólo su confesor está al corriente de ello. Tras una una vida entera dedicada al servicio de los pobres y los ancianos, seis meses antes de su fallecimiento le dice a la madre superiora del convento que ella es quien ve a la Virgen de la medalla milagrosa. Su cuerpo incorrupto se encuentra en la parte derecha de la capilla.
La primera visión
La noche del 18 de julio de 1830 en el dormitorio de novicias sor Catherine, escucha la voz de un niño que la llama tres veces: "La Virgen María te espera". Catherine se viste y sigue al niño cuyos destellos lo iluminan todo a su paso. Cuando ella duda, el niño le dice: "He aquí la Santísima Virgen", entonces la ve sentada en un sillón. La joven corre y se arrodilla a sus pies y como lo explica ella misma:
Entonces, de un salto, me arrodillé en las gradas del altar, apoyadas las manos en las rodillas de la Virgen Santísima. Allí, pasó un momento, el más feliz de mi vida. Sería imposible decir lo que experimenté. La Virgen me dijo cómo debía portarme con mi confesor y varias otras cosas.
La segunda visión. Los dos cuadros
El 27 de noviembre de 1830, a las 5 y media de la tarde, estando las novicias en oración, la Virgen Santísima se le aparece de nuevo a Catherine debajo del cuadro de San José (sitio donde está actualmente la Virgen del globo). Primero ve Catherine como dos cuadros vivientes que pasan en fundido encadenado y en los cuales la Virgen está de pie sobre medio globo terráqueo, aplastando una serpiente con los pies. En el primer cuadro, lleva la Virgen en sus manos un pequeño globo dorado rematado por una cruz que levanta hacia el cielo. Oye Catherine: "Esta bola representa al mundo entero, a Francia y a cada persona en particular." En el segundo, salen de sus manos abiertas, cuyos dedos llevan anillos de piedras preciosas, unos rayos de un brillo bellísimo. Al mismo tiempo Catalina oye una voz que dice: "Estos rayos son el símbolo de las gracias que María consigue para los hombres." Después se forma un óvalo en torno a la aparición y Catalina ve como se inscribe en semicírculo una invocación, hasta entonces desconocida, escrita en letras de oro: "Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti". Se oye entonces una voz: "Haz, haz acuñar una medalla según este modelo. Las personas que la lleven con confianza recibirán grandes gracias". Después, se vuelve el cuadro y Catalina ve el reverso de la medalla: arriba, una cruz sobre la letra inicial de María, abajo, dos corazones, uno coronado de espinas, otro atravesado por una espada.
La tercera visión
En el mes de diciembre de 1830, estando en oración, vuelve a oír Catalina un “frufru”, o ruido como el frotamiento de un tejido, esta vez detrás del altar. El mismo cuadro de la medalla se presenta junto al tabernáculo, por detrás. "Estos rayos son el símbolo de las gracias que la Virgen Santísima consigue para las personas que le piden…Ya no me verás más". Es el final de las apariciones. Catalina comunica las peticiones de la Virgen María a su confesor, el Padre Aladel. Este la acoge muy mal y le prohíbe pensar en ello. El choque es duro. El 30 de enero de 1831, se acaba el seminario. Catalina toma el hábito. Al día siguiente, se va al hospicio de Enghien, fundado por la familia de Orléans, calle de Picpus, nº 12, en Reuilly, al Este de París, en un barrio de miserias donde atenderá a los pobres a lo largo de 46 años. Su secreto lo guardará toda la vida para ella.
Palabras de la Virgen
"Cuando creáis que todo está perdido, Yo estaré allí"
Significado de la medalla
Bernardette Soubirou, la vidente de Lourdes quien llevaba también la medalla, dijo: "La dama de la gruta se me apareció tal como está representada en la medalla milagrosa"
En la parte delantera de la medalla, la Virgen María se representa de pie, con los pies en una media bola que simboliza el mundo, aplastando a una serpiente que representa el mal. Sus manos están abiertas y adornadas con piedras preciosas de las que provienen rayos de luz que caen a la tierra. En torno a la medalla, podemos leer la oración : "OH MARIA SIN PECADO CONCEBIDA RUEGA POR NOSOTROS QUE VENIMOS A TI". En la parte posterior está la letra M de María coronada por una cruz que simboliza el vínculo indisoluble entre María y Jesús. Bajo esta letra M, hay dos corazones: uno rodeado de espinas que representan el Corazón de Jesús, y el otro perforado con una espada que representa el Corazón de María. Doce estrellas rodean el borde del reverso, como las coronas de doce estrellas que vemos en otras apariciones de la Virgen y que se relacionan con la mujer del capítulo 12 del libro del Apocalipsis, en que describe a una mujer vestida de sol y con una corona de doce estrellas sobre la cabeza y es perseguida por un dragón. El hecho de que en la medalla Ella está pisando la cabeza de la serpiente representa la victoria sobre el mal.
La rápida distribución de la medalla.
Unos meses después de las apariciones, sor Catherine es destinada al hospicio de Enghien, en el distrito 12 de París, para cuidar a los ancianos. Se pone al trabajo. Pero la voz interior insiste: hay que hacer que se acuñe la medalla. De eso Catherine vuelve a hablar a su confesor, el Padre Aladel. En febrero de 1832, hay en París una terrible epidemia de cólera, que va a provocar más de 20.000 muertos. Las Hijas de la Caridad empiezan a distribuir, en junio, las 2.000 primeras medallas acuñadas a petición del padre Aladel. Son numerosas las curaciones, lo mismo que las protecciones y conversiones. Es un maremoto. El pueblo de París califica la medalla de "milagrosa". En el otoño de 1834 ya hay más de 500.000 medallas, y en 1835 más de un millón en todo el mundo. En 1839, se ha propagado la medalla hasta alcanzar más de diez millones de ejemplares. A la muerte de sor Catherine, en 1876, se cuentan más de mil millones de medallas.
La conversión de Alfonso Ratisbone
Se sabe que la medalla milagrosa jugó un papel importante en la conversión de Alfonso Ratisbone, un joven banquero judío alsaciano que era ateo y llevaba una vida frívola. En 1841, Ratisbone fue a Roma, donde conoció a Theodore de Bussieres, quien le ofreció a llevar la medalla milagrosa. Aunque Ratisbone aceptó con escepticismo, terminó usándola y tuvo una experiencia que le cambió la vida. El 15 de enero de 1842, mientras estaba en la iglesia de San Andrés delle Fratte en Roma, la Virgen de la medalla milagrosa se le apareció, lo que lo llevó a una conversión repentina y profunda.
Unos días después de esta experiencia, Alfonso Ratisbone fue bautizado, comulgó y recibió confirmación. Se convirtió en sacerdote en 1848 y se unió a la congregación de Nuestra Señora de Sión, fundada por su hermano Teodoro, que se dedicó a la conversión de Israel. Dedicó su vida al catecumenado de judíos conversos en Palestina durante más de treinta y cinco años hasta su muerte en 1884. Esta conversión tuvo un gran impacto en Francia y en el extranjero, y se abrió una investigación canónica para verificar la realidad, que concluyó con la validez de la experiencia.
Bendición y protección
Nuestra Señora de la medalla milagrosa de París viene para concedernos sus bendiciones y su protección. En estas apariciones no se conocen mensajes proféticos o de advertencia, sus palabras nos recuerdan que las bendiciones y las gracias nos están esperando, solo tenemos que pedirlas.
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